Como Chris Ledlum acabó en Harvard sólo se explica en lo bien que tiene amueblada la cabeza Chris y su familia.
Era considerado un top 100 de su clase y rechazó cantos de sirena de universidades como Vanderbilt, Texas Tech o Notre Dame por la simple razón de que tiene miras más globales:“Es lo mejor de ambos mundos, buen nivel de baloncesto y gran nivel académico”.
Este producto de Nueva York explotó la temporada pasada, a pesar de las lesiones, y tras pasarse un año en blanco por el Covid (la Ivy League canceló la liga en la 20/21).
Considerado como un highlight-reel en instituto, su juego ha evolucionado hasta el punto de que ya es una amenaza ofensiva desde todos los lados, como muestra su mejora en el tiro de 3.
Esta temporada parece consagrarse como la gran estrella en Harvard y favorito para llevarse el trofeo a mejor jugador de la Ivy League. Pocos pueden competir con esos 19 puntos y 9 rebotes de media. El futuro de Chris puede estar ligado al baloncesto.
Pero su cabeza está amueblada y un diploma de Harvard es muy apetecible fuera de las canchas.
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